REIRSE de un ETARRA
Hacía tiempo que no tenía noticias de Eloy Arenas y me sorprendió gratamente ver que en el cartel de la obra que mi amigo, colega, compañero de andas peregrinas y maestro David Barbero; ese hombre al que la ETB le jubilo antes de tiempo, justo cuando en su mejor momento andaba. Ese hombre menudo que pese a ser uno de los autores teatrales más premiados, es el menos representado, me aconsejo encarecidamente a mi regreso estival que acudiera a ver Burundanga. Burundanga, además de una canción de Celia Cruz y el titulo de esta obra que coralmente protagoniza Eloy Arenas es además esa droga de moda entre la chavalería por hacerte perder el control de tus palabras y ser groseramente sincero.
El flamante Palacio Euskalduna recién ampliado, albergaba en una de sus nuevas salas la función y si bien no es el sitio más adecuado por la distribución de las butacas, obligaba al continuo balanceo de cabezas para seguir la obra.
Salvado ese pequeño inconveniente, la risas aparecieron desde el primer minuto y con un guion fácil, previsible y para los muy intelectuales “simple” perooooo…. conseguía las risas, sonrisas y carcajadas de todo el patio de butacas que con una entrega total, seguía la vicisitudes de una pareja y los comunes problemas de parejas, para enterarse tras la ingestión de las conocida droga de “Burundanga” que el varón de la misma era un activista de la banda terrorista ETA. Me consta que algo Etarra ya la ha visto y se ha reído, no de lo que interpretan y dicen, sino de la circunstancia que se desarrolla. Hay gente que no puede morir, porque ya está muerta y con ese lastre caminan cadáveres; ETA solo supo destruir y todos sabemos que es más fácil demoler que erigir.
En esta obra de modo divertido, ocurrente, jovial y gracioso, vemos como ETA desaparece en un pequeño apartamento de Barcelona donde un truncado secuestro pone en evidencia las capacidades intelectuales de los miembros de la organización.
No en vano Jordi Galcerán, autor de la obra se vasa en las declaraciones de los etarras detenidos tras el vuelo de la T4 en Madrid, que eligieron al final este despropósito por que fueron incapaces de encontrar el objetivo designado en Burgos.
La obra está bien, es correcta en tiempo y ritmo, no dejando espacio para la consulta del reloj, ni más distracciones que las que se ofrecen en un bonito decorado.
Y los actores, sospecho que llevan muchas funciones encima, porque conocen a la perfección los gestos y tics que funcionan. Caminan cómodos y lo hacen bien. Desde la sensual y sexy Silvia hasta el cocinero etarra llamado Gorka. Pero si alguien especialmente me gusto y sospecho que seré muy subjetivo por la admiración que le profeso desde hace años que nos conocimos, es Eloy Arenas, que interpreta un Industrial catalán con tanta sorna, guasa y poderío que bien pudieras ser gaditano, donde a los hombres les llaman “picha”. Eloy veterano en la escena, sabe del oficio y más de la risa, porque nunca dejo de ser cómico. Eloy es un tipo perseverante, tenaz, y simpático. Todo esto le hace estar encima de un escenario y hacer reír a la gente que ha día de hoy no es poco….
Es una función sin más pretensiones que las de evadir, reírse y reflexionar un poco sobre un tema tan serio como es la desaparición de ETA.
Me gusto y espero que te guste, porque tienes hasta el día 16 de septiembre en el Euskalduna.
El flamante Palacio Euskalduna recién ampliado, albergaba en una de sus nuevas salas la función y si bien no es el sitio más adecuado por la distribución de las butacas, obligaba al continuo balanceo de cabezas para seguir la obra.
Salvado ese pequeño inconveniente, la risas aparecieron desde el primer minuto y con un guion fácil, previsible y para los muy intelectuales “simple” perooooo…. conseguía las risas, sonrisas y carcajadas de todo el patio de butacas que con una entrega total, seguía la vicisitudes de una pareja y los comunes problemas de parejas, para enterarse tras la ingestión de las conocida droga de “Burundanga” que el varón de la misma era un activista de la banda terrorista ETA. Me consta que algo Etarra ya la ha visto y se ha reído, no de lo que interpretan y dicen, sino de la circunstancia que se desarrolla. Hay gente que no puede morir, porque ya está muerta y con ese lastre caminan cadáveres; ETA solo supo destruir y todos sabemos que es más fácil demoler que erigir.
En esta obra de modo divertido, ocurrente, jovial y gracioso, vemos como ETA desaparece en un pequeño apartamento de Barcelona donde un truncado secuestro pone en evidencia las capacidades intelectuales de los miembros de la organización.
No en vano Jordi Galcerán, autor de la obra se vasa en las declaraciones de los etarras detenidos tras el vuelo de la T4 en Madrid, que eligieron al final este despropósito por que fueron incapaces de encontrar el objetivo designado en Burgos.
La obra está bien, es correcta en tiempo y ritmo, no dejando espacio para la consulta del reloj, ni más distracciones que las que se ofrecen en un bonito decorado.
Y los actores, sospecho que llevan muchas funciones encima, porque conocen a la perfección los gestos y tics que funcionan. Caminan cómodos y lo hacen bien. Desde la sensual y sexy Silvia hasta el cocinero etarra llamado Gorka. Pero si alguien especialmente me gusto y sospecho que seré muy subjetivo por la admiración que le profeso desde hace años que nos conocimos, es Eloy Arenas, que interpreta un Industrial catalán con tanta sorna, guasa y poderío que bien pudieras ser gaditano, donde a los hombres les llaman “picha”. Eloy veterano en la escena, sabe del oficio y más de la risa, porque nunca dejo de ser cómico. Eloy es un tipo perseverante, tenaz, y simpático. Todo esto le hace estar encima de un escenario y hacer reír a la gente que ha día de hoy no es poco….
Es una función sin más pretensiones que las de evadir, reírse y reflexionar un poco sobre un tema tan serio como es la desaparición de ETA.
Me gusto y espero que te guste, porque tienes hasta el día 16 de septiembre en el Euskalduna.
@jabiercalle
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